La variedad más autóctona y antigua del chocolate de Agramunt es la conocida como el chocolate a la piedra. Un tipo de chocolate que sólo contiene cacao, azúcar, harina de arroz y esencia de canela o vainilla. El cacao llega al obrador en grano crudo pero ya fermentado. El proceso de elaboración del chocolate utiliza una tecnología tradicional que permite que cada tableta de chocolate sea una verdadera pieza de artesanía.

El primer paso para convertir el cacao en chocolate es tostarlo. Para hacer la torrefacción se utiliza una máquina consistente en una gran esfera que gira sobre su eje horizontal; esta esfera llena de granos de cacao y por medio de una guía se hace entrar en una enorme estufa, que se calienta con leña de encina y que tostando el cacao por la parte inferior hasta que llega al punto exacto de tostado, aquel punto que sólo el buen chocolatero conoce.

Después, se mezcla en las proporciones adecuadas la pasta del cacao saliendo de la tostadora con el azúcar, la harina de arroz y las diversas esencias. El proceso de mezcla de estos elementos, y el de triturado que se hace posteriormente, se realiza con una mezcladora de piedra de granito que permite asimilar perfectamente el resto de elementos. Más tarde, tiene lugar el proceso de refinado. Una operación que da a la pasta de chocolate una finura y una regularidad impecables.

Una vez que la pasta está bien refinada, se coloca en "la pesadora", una máquina que pesa la pasta y la separa en porciones. Para cada tableta de chocolate, se utilizan dos porciones de pasta, que se introducen en un molde de madera. Acto seguido, se marca el chocolate (dándole forma de cuadrados) y los moldes llenos se ponen en la nevera donde permanecerán de entre 45 a 50 minutos. Finalmente, después de este tiempo, las baldosas ya están listas para envolver y servir.